sábado, 15 de outubro de 2011

SANTA TERESA DE ÁVILA

15 de octubre
Santa Teresa de Ávila
Virgen y doctora de la Iglesia
Nace Teresa en Ávila el 28 de marzo de 1515. A los dieciocho años, entra en el Carmelo. A los cuarenta y cinco años, para responder a las gracias extraordinarias del Señor, emprende una nueva vida cuya divisa será: «O sufrir o morir». Es entonces cuando funda el convento de San José de Ávila, primero de los quince Carmelos que establecerá en España. Con san Juan de la Cruz, introdujo la gran reforma carmelitana. Sus escritos son un modelo seguro en los caminos de la plegaria y de la perfección. Murió en Alba de Tormes, al anochecer del 4 de octubre de 1582. Pablo VI la declaró doctora de la Iglesia el 27 de septiembre de 1970.

Acordémonos del amor de Cristo
Del Libro de su vida, de santa Teresa de Ávila, virgen y doctora de la Iglesia
Con tan buen amigo presente –nuestro Señor Jesucris­to–, con tan buen capitán, que se puso en lo primero en el padecer, todo se puede sufrir. Él ayuda y da esfuerzo, nunca falta, es amigo verdadero. Y veo yo claro, y he visto después, que para contentar a Dios y que nos haga grandes mercedes quiere que sea por manos de esta Hu­manidad sacratísima, en quien dijo su Majestad se deleita.
Muy muchas veces lo he visto por experiencia; hámelo dicho el Señor. He visto claro que por esta puerta hemos de entrar, si queremos nos muestre la soberana Majes­tad grandes secretos. Así que no queramos otro camino, aunque estemos en la cumbre de contemplación; por aquí vamos seguros. Este Señor nuestro es por quien nos vie­nen todos los bienes. Él lo enseñará; mirando su vida, es el mejor dechado.¿Qué más queremos que un tan buen amigo al lado, que no nos dejará en los trabajos y tribulaciones, como hacen los del mundo? Bienaventurado quien de verdad le amare y siempre le trajere cabe de sí. Miremos al glorioso san Pablo, que no parece se le caía de la boca siempre Jesús­, como quien le tenía bien en el corazón. Yo he mirado con cuidado, después que esto he entendido, de algunos santos, grandes contemplativos, y no iban por otro camino: san Francisco, san Antonio de Padua, san Bernardo, santa Catalina de Siena.Con libertad se ha de andar en este camino, puestos en las manos de Dios; si su Majestad nos quisiere subir a ser de los de su cámara y secreto, ir de buena gana.Siempre que se piense de Cristo, nos acordemos del amor con que nos hizo tantas mercedes y cuán grande nos le mostró Dios en darnos tal prenda del que nos tiene: que amor saca amor. Procuremos ir mirando esto siempre y despertándonos para amar, porque, si una vez nos hace el Señor merced que se nos imprima en el corazón de este amor, sernos ha todo fácil, y obraremos muy en breve y muy sin trabajo.
O bien:
Necesidad de la oración
Del Libro de su vida, de santa Teresa de Ávila, virgen y doctora de la Iglesia
No sin causa he ponderado tanto este tiempo de mi vida, que bien veo no dará a nadie gusto ver cosa tan ruin, que cierto querría me aborreciesen los que esto leyesen de ver un alma tan pertinaz e ingrata con quien tantas mercedes le ha hecho; y quisiera tener licencia para decir las muchas veces que en este tiempo falté a Dios.Por no estar arrimada a esta fuerte columna de la oración, pasé este mar tempestuoso casi veinte años con estas caídas. Y con levantarme y mal –pues tornaba a caer– y en vida tan baja de perfección, que ningún caso casi hacía de pecados veniales, y los mortales, aunque los temía, no como había de ser, pues no me apartaba de los peligros, sé decir que es una de las vidas penosas que me parece se puede imaginar; porque ni yo gozaba de Dios, ni traía contento en el mundo. Cuando estaba en el contentos del mundo, en acordarme de lo que debía a Dios era con pena; cuando estaba con Dios, las aficiones del mundo me desosegaban. Ello es una guerra tan penosa que no sé cómo un mes la pude sufrir, cuanto más tantos años.Con todo, veo claro la gran misericordia que el Señor hizo conmigo, ya que había de tratar en el mundo, que tuviese ánimo para tener oración; digo ánimo, porque no sé yo para qué cosa, de cuantas hay en él, es menester ma­yor que tratar traición al rey, y saber que lo sabe, y nunca se le quitar de delante; porque, puesto que siempre estamos delante de Dios, paréceme a mí es de otra manera los que tratan de oración, porque están viendo que los mira; que los demás podrá ser estén algunos días que aun no se acuerden que los ve Dios.Verdad es que, en estos años, hubo muchos meses –y o alguna vez año– que me guardaba de ofender al Señor y me daba mucho a la oración, y hacía algunas y hartas diligencias para no le venir a ofender. Porque va todo lo que escribo dicho con toda verdad, trato ahora esto.Mas acuérdaseme poco de estos días buenos, y ansí debían ser pocos y muchos de los ruines. Ratos grandes de oración pocos días se pasaban sin tenerlos, si no era estar muy mala y muy ocupada. Cuando estaba mala, estaba mejor con Dios; procuraba que las personas que trataban conmigo lo estuviesen, y suplicábalo al Señor; hablaba muchas veces en él.Ansí que, si no fue el año que tengo dicho, en veintiocho ­años que ha que comencé oración, más de los dieciocho ­pasé esta batalla y contienda de tratar con Dios y con el mundo. Los demás, que ahora me quedan por decir­, mudose la causa de la guerra, aunque no ha sido pequeña; mas, con estar, a lo que pienso, en servicio de Dios y con conocimiento de la vanidad que es el mundo, todo sido suave, como diré después.Pues para lo que he tanto contado esto es, como he ya dicho, para que se vea la misericordia de Dios y mi ingratitud; lo otro para que se entienda el gran bien que hace Dios a un alma que la dispone para tener oración con voluntad, aunque no esté tan dispuesta como es menester, y cómo, si en ella persevera, por pecados y tentaciones y caídas de mil maneras que ponga el demonio, en fin tengo por cierto la saca el Señor a puerto de salvación como, a lo que ahora parece, me ha sacado a mí.
Oración
Señor Dios nuestro, que por tu Espíritu has suscitado a santa Teresa de Ávila, para mostrar a tu Iglesia el camino la perfección, concédenos vivir de su doctrina y encien­de en nosotros el deseo de la verdadera santidad. Por nuestro Señor Jesucristo.
Moradas de Santa Teresa
Meditaciones del P.Podestá
(escritos paroquiales del 2005)
clic aquí
SANTA TERESA DE AVILA, MAESTRA DE ORACION

El día 15 celebramos a Santa teresa de Ávila, es por eso que les
comparto un poco de su vida,  una bella oración escrita por ella y
algunos de sus pensamientos, es  una gran  santa del calibre de San
Pablo Apóstol,  reformadora del  cartujo, una mujer espiritual y que
nos dejó una gran enseñanza como  vivir la unión con
Dios. Encomendémonos a su intercesión para que ella nos acerque a
Nuestro Buen Dios.

Teresa de Ávila nace el 28 de marzo de 1515 en Ávila, España, y
muere el 4 de Octubre de 1582 en Alba de Tormes, España.

Teresa de Ávila   es una fecunda  fundadora de conventos e insigne
escritora de la vida  espiritual. Ella fue declarada Santa el 12 de
marzo de 1622. El Papa Pablo VI la proclamó doctora de la Iglesia en
1960.

Santa Teresa de Ávila  es maestra de oración, mística  y doctora de
la Iglesia. Fundó  la Orden de clausura  de las Carmelitas Descalzas
el año 1562 en Ávila, España, asumiendo  los ideales del Carmelo.
Fue ayudada por San  Pedro de Alcántara, renovador de la orden
franciscana. El primer convento de las Carmelitas Descalzas lleva el
nombre de San José y se inicia en 1562. El Papa de la época y el
Obispo de Ávila autorizaron dicha fundación.

En septiembre-octubre de 1567 se encuentra  con el carmelita  Juan
de la Cruz, quien quería entrar a la Cartuja en busca de una vida
más espiritual, pero Santa Teresa de Ávila lo motiva a que renueve
la Orden de los Carmelitas.  En Noviembre de 1568 Juan de la Cruz da
inicio al primer convento de religiosos Carmelitas Descalzos.

Teresa de Ávila funda 17 monasterios de religiosas Camelitas
Descalzas en España. Juan de la Cruz funda 15 conventos de
religiosos Carmelitas Descalzos en España. Tanto Santa Teresa de
Ávila como San Juan de la Cruz son dos grandes místicos que fecundan
la vida espiritual hasta el día de hoy.

 
NADA TE TURBE

Nada te turbe,
Nada te espante
todo se pasa
Dios no se muda
La paciencia
todo lo alcanza
quien a Dios tiene
nada le falta
Sólo Dios basta.


Eleva el pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
nada te turbe.

A Jesucristo sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga
nada te espante.

¿Ves la gloria del mundo?
es gloria vana;
Nada tiene de estable,
todo se pasa.

Aspira a lo celeste,
que siempre dura;
fiel y rico es promesas,
Dios no se muda.

Ámala cual se merece,
Bondad inmensa;
pero no hay amor fino
sin la paciencia.

Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
todo lo alcanza.

Del infierno acosado
aunque se viere,
burlará sus furores
quien a Dios tiene.

Vénganle desamparos,
cruces, desgracias;
siendo Dios su tesoro,
nada le falta.

Id, pues, bienes del mundo,
Id, dichas vanas;
aunque todo lo pierda
Sólo Dios basta.

PENSAMIENTOS ESCRITOS POR SANTA TERESA:

1) Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta.

2) Oración es tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama.

3) La grandeza de Dios no tiene término.

4) Vivo sin vivir en mí, y de tal manera espero, que muero porque no muero...Vivo en el Señor.

5) Me decidí a seguir aquel camino con todas mis fuerzas.

6) Me encomendé mucho a San José...Dios me ha dado grandes mercedes por medio de este bienaventurado Santo. Cada año en su día le pido una cosa, y siempre la veo cumplida;
si va algo torcida la petición,él la endereza para más bien mío.

7) Amar a Dios y servirle... Amor saca amor.

8) La caridad crece dando y dándose.

9) El Señor no mira tanto la grandeza de las obras como el amor con que se hacen.

10) Si el Señor imprime su amor en nuestros corazones, todo se nos hará más fácil.

11) Si uno persevera, Dios no se niega a nadie.

12) Dios se da a sí a los que lo dejan todo por Él.

13) No dejes nunca la oración. Dejar la oración es perder el camino.

14) Oración es que Dios viva en mí... Sea alabado el Señor que me libró de mí...El Señor nos da la libertad.

15) El cimiento de la oración va fundado en la humildad, y mientras
más se abaja un alma en la oración, más la sube Dios.

16) No tengas miedo. Nos dice Jesús: No tengas miedo, soy yo.

17) Humildad es andar en la verdad.

18) Estáse sola el alma con su Dios.

19) Forcemos a nosotros mismos para estarnos cerca del Señor.

20) Aquellos ratos que estamos en la oración; sea cuan flojamente estés, Dios los tiene en mucho.

21) Señor, ¿qué quieres que haga? .. Soy muy devota de la virtud de la obediencia.

22) El crecimiento del alma no está en pensar mucho, sino en amar mucho.

23) En la cruz está la vida y el consuelo. La cruz es el camino para el cielo. En la Cruz está el Señor.

HOY ES LA FIESTA DE SANTA TERESA DE JESUS

SANTA TERESA DE JESUS

Santa Teresa de Jesus

Su ficha


1515.28.3:
Miércoles de Pasión, nace en Avila, de don Alonso Alvarez de Cepeda y de doña Bea triz de Ahumada.
1522:
Huye con su hermano Rodrigo a "tierra de moros".
1528:
Escnbe un libro de caballería, que quema. Muere su madre y se apega a un primo y a una pariente.
1531:
Es internada en Santa María de Gracia.
1532:
Sale enterma de su internado.
1533:
Declara a su padre la vocación religiosa.
1535.2.11:
Huye de casa y entra en el convento de la Encarnación.
1536.2.11:
Viste el hábito del Carmen.
1537.3.11:
Hace la profesión.
1537:
Otoño: Sale enferma y lee el libro Tercer Abe ded ario.
1539:
Cae gravemente enferma. Pide contesión y queda cuatro días como muerta, pero su padre no deja enterrarla.
1539:
Regresa tullida al convento de la Encarna ción y así permanece tres años.
1542:
Se siente curada por intercesión de San José.
1543.26.12:
Muere su padre y le asiste.
1554:
La vista del Cnsto llagado y la lectura de las Confesiones de San Agustín ayudan a su conversión definitiva.
1556:
Mayo: Desposorio Místico de Santa Teresa.
1557:
Invierno: Pasa por Avía San Francisco de Borja y la aconseja.
1559.29.6:
Su primera visión intelectual de Cristo.
1560:
Transverberación en casa de doña Guio mar Escribe la primera Cuenta de conciencia. Hace voto de obrar lo más perfecto.
1562.7.2:
Pío IV otorga el breve de la fundación de San José de Avila.
1562:
Junio. Concluye el libro de la Vida.
1562.24.8:
Vistieron el hábito las cuatro primeras des calzas y se puso el Santísimo en la Capilla de San José.
1563:
Escribe las Constituciones que aprobará en 1565 Pío IV.
1567:
El Padre general Rubeo se encuentra con Santa Teresa y aprueba lo que ha hecho por la Reforma.
1567.17.4:
Rubeo le da permiso para fundar otros con ventos de monjas.
1567.16.8:
Le permite Rubeo fundar dos conventos de frailes.
1567.28.11:
Empieza la reforma de ¡os Padres con la inauguración de Duruelo.
1569:
Escribe Exclamaciones.
1572:
Septiembre: Escribe el Desafío espiritual.
1573:
Firma y aprueba una copia del Camino de Pedección.
1573.25.8:
Empieza a escribir las Fundaciones.
1574:
Escribe la segunda redacción de Meditacio nes sobre el Cantar de los Cantares.
1577.6.2:
Escribe el Vejamen.
1577.2.6:
Empieza a escribir las Moradas, que caba el 29.11.
1577:
Noche de Navidad: se cayó e hirió el brazo izquierdo, y desde entonces siente la nece sidad de una secretaria y elige a la beata Ana de San Bartolomé.
1582.4.10:
Muere en Alba de Tormes a los 67 años y medio a las nueve de la noche.
1614.24.4:
Beatificada por Pablo V.
1622.12.3:
Canonizada por Gregono XV.
1965.18.8:
Pablo VI la nombra Patrona de los escritores españoles.
1970.27.9:
Pablo VI la nombra la primera mujer Doctora de la Iglesia.

Su vida

Ya está recogida en su ficha. Por otra parte, es tan sumamente rica su vida que es imposible encerrarla en estas breves notas La resumimos en las facetas más importantes como lo recogíamos en nuestra obra -ya agotada- Teresa de Jesús, Recordando un Centenano. Dividíamos la obra en tres partes:
1) Personalidad de Teresa: La estudiamos como: Mujer, Reformandora, Escritora, Doctora y Santa.
2) Doctrina sublime de Teresa: Cantora de Jesucristo; Mariana y Josefina; Hija de la Iglesia; Maestra de Oración; Huerto donde florecieron todas las virtudes.
3) Reconocimiento universal de Teresa: Su culto en la Iglesia; La Santa universal; Puente ecuménico para os separados; Plebiscito universal, Actualidad de su mensaje...
De su rara belleza nos da una descripción gallarda Sor Maria de San José. Dice: "Era esta santa de mediana estatura, antes grande que pequeña. Tuvo en su mocedad fama de muy hermosa y hasta su última edad mostraba serlo. Era un rostró no nada común, sino estraordinario, y de suerte que no se puede decir redondo ni aguileño; los tercios de él iguales, la frente ancha e igual y muy hermosa; las cejas de color rubio oscuro, con poca semejanza de negro, anchas y algo arqueadas; los ojos vivos, negros y redondos, no muy grandes, más bien puestos La nariz redonda y en derecho de los lagrimales para arriba, disminuidas hasta igualar con las cejas, formando un apacible entrecejo...
Era gruesa más que flaca, y en todo bien proporcionada; tenía muy lindas manos, aunque pequeñas; en el rostro, al lado izquierdo, tres lunares... en derecho unos de otros, comenzando desde abajo de la boca el que mayor y otro entre la boca y la nariz y el último en la nariz, más cerca de abajo que de arriba. Era en todo perfecta"
Su fiesta la celebra el Carmelo y toda la Iglesia el 15 de octubre.
Sus obras
Teresa de Jesús, por medio de sus libros ha ayudado a innumerables almas a encontrar el verdadero camino y correr por él hacia la más encumbrada perfección.
Todas sus enseñanzas están basadas en lo que ella ha visto y ha vivido.
He aquí el elenco de las mismas:
Obras Mayores:
1. Autobiografía: La escribe por obediencia para iluminar a sus directores en el periodo más difícil de su vida: 1562-1565.
2. Camino de Pedección: La autobiografía no era para todos El P. Báñez, le manda escriba esta obra. Lo hizo entre 1564-67.
3. Castillo interior: Es su mejor obra. Completa el Camino. Escrita porobedeceral P. Gracián. La escribió del 2 de junio al 29 de noviembre de 1577. Tenía 62 años.
4. Las fundaciones: Escrito en varias etapas. Histórico.
Obras Menores:
1. Relaciones espirituales: 66, sirven para dar a conocer su vida interior a los confesores.
2. Pensamientos sobre el amor de Dios: Un breve tratado sobre el Cantar de los Cantares En 1571 lo presentó al P. Diego Yagúes, O.P., y lo quemó, pero había copias y pudo salvarse.
3. Exclamaciones del alma: 1567. Sentimientos espontáneos, después de la comunión.
4. Constituciones para las Monjas. Son un monumento de experiencia. En 1567 las presentó al P. Rubeo.
5. Modo de visitarlos conventos: Por obediencia al P. Gracián lo escribió entre 1576-1580.
6. Poesías: Sin preocuparse demasiado de rimas. Desahogo del corazón y alegría para las Hermanas.
7. Cartas- Epistolario: Son muchas y muy importantes y tratan de los temas más variados.
8. Avisos y escritos varios: Atribuidos a la Santa y escritos en diversas épocas de su vida.
Su espiritualidad
Entre las estatuas de los más ilustres fundadores de las Ordenes religiosas que ornamentan San Pedro del Vaticano, se encuentra la de la Santa Doctora con este título: "Madre espiritual".
Ella es, sobre todos los demás Maestros, Madre espiritual y Madre de las almas que aspiran a la vida de perfección.
Santa Teresa, con San Juan de la Cruz, son los Maestros insuperables de la espintualidad carmelitana que juntando la experiencia y la doctrina, la teoría y la práctica, la psicología y la metafísica, lograron organizar pertectamente la espiritualidad carmelitana. Entre los dos le dieron una forma acabada. Más descriptiva y analista la santa, más filósofo y sintético el santo, se completan mutuamente.
En ellos la espiritualidad carmelitana se reviste del rigor de ciencia con su unidad, exTensión y méTodo, sin dejar por eso de ser algo hondamente sentido y vivido y a la vez expresado con todo realismo
Pensamiento dominante de todas las obras de la Santa es una afirmación clara y precisa de lo sobrenatural, difícil de encontrar igual, fuera del evangelio y de las cartas paulinas.
Dos son las obras importantes "Camino de Perfección" y "Las Moradas".
La primera más bien ascética y la segunda, que es la pnncipal, más bien mística.
Constituyen las dos juntas un tratado de vida espiritual sencillo y claro por su exposición, completo por su amplitud, sólido por su justeza y fundamentos, amable por su atractivo y sinceridad divino-humana y grandioso por su concepción sublime.
Es de lo mejor y más hermoso, lleno de ese sentido común que es expresión de la más alta y celestial sabiduría desde un punto de vista estrictamente experimental y descriptivo.
La fuerza interior, el secreto, la luz y el alma de Santa Teresa están en esa corriente de ley de amor de Dios, de oración y de deseo del bien, que marcaron para siempre su vida y su aprecian singularmente en sus escritos.
Su lenguaje es el de la mística a la expenencia de las almas contemplativas y especialmente a la suya personal. sobre la cual se apoya efectivamente toda su exposición.
Supo encuadrar tan perfectamente las gracias contemplativas y místicas en el conjunto de la vida espiritual que su enseñanza constituye un verdadero cuerpo de doctrina de la vida contemplativa y es excelente guía para todas las almas de vida interior.
Su mística es además predominantemente cristológica. Tuvo un sentido profundo de la función mediadora de Cristo y recomendó positivamente al alma dedicada a la oración el cultivo del contacto con aquel que en el mundo de las gracias místicas es el camino que conduce al Padre.
Complemento histórico de su doctrina es el "Libro de la vida", encantadora historia de un alma sublime en torno al gran tema de la oración.
El papa Pablo VI al declararla Doctora de la Iglesia, la proclamó maestra preclarísima y lumbrera universal de la Iglesia.

Su estela

Ya en vida arrastraba a cuantos la trataban. El mismo General de la Orden, Juan Bta. Rossi (+1578), escribió a la Priora de Medina:
"Doy infinitas gracias a la Divina Majestad de tanto favor concedido a esta religión por la diligencia y bondad de la nuestra Rvda. Teresa de Jesús. Ella hace más provecho a la Orden que todos los frailes carmelitas de España..."
Llenaría un grueso volumen recoger los elogios que de ella han hecho papas, literatos y toda clase de personas.

Su mensaje


  • que dejemos actuar a Dios en nuestro corazón.
  • que procuremos crecer en amistad con Dios por la oración.
  • que luchemos contra cuanto nos aleja del Señor.
  • que procuremos alcanzar la santidad cueste lo que cueste.

Su oración

Señor, Dios nuestro, que, por tu Espíritu, has suscitado a Santa Teresa para mostrar atu Iglesia el camino de la perfección, concédenos vivir de su doctnna y enciende en nosotros el deseo de la verdadera santidad. Amén.
 Image of floral bouquet
From Los Santos Carmelitas by P. Rafael María López-Melús
 
http://carmelnet.org/chas/santos/teresa3.htm

Quotable Quotes from St. Teresa of Avila

St Teresa of Avila Quotes


Quotable Quotes

Teresa of Avila - Doctor of the Church, Mystic
Collection of Quotes from Saint Teresa of Avila, mystic and doctor of the Roman Catholic Church.  Quotes on humility, courage, pain, trials, prayer, knowing ourselves, God's Will and other topics.  St. Teresa of Avila is one of the most universally beloved teachers of the spiritual life, acclaimed by Catholics, Orthodox, and Protestant Christians alike for the assistance her writings and example provide in growing in intimacy with God the Father, Son, and Holy Spirit.

"All things must come to the soul from its roots, from where it is planted. "

"Be gentle to all and stern with yourself."

"God gave us faculties for our use; each of them will receive its proper reward. Then do not let us try to charm them to sleep, but permit them to do their work until divinely called to something higher."

"Pain is never permanent."

"God has been very good to me, for I never dwell upon anything wrong which a person has done, so as to remember it afterwards. If I do remember it, I always see some other virtue in that person."

"I do not fear Satan half so much as I fear those who fear him."

"Let nothing disturb thee; Let nothing dismay thee; All thing pass; God never changes Patience attains All that it strives for. He who has God finds he lacks nothing: God alone suffices."

"To have courage for whatever comes in life - everything lies in that."

"To reach something good it is very useful to have gone astray, and thus acquire experience."

"We can only learn to know ourselves and do what we can - namely, surrender our will and fulfill God's will in us."

"We shall never learn to know ourselves except by endeavoring to know God; for, beholding His greatness, we realize our own littleness; His purity shows us our foulness; and by meditating upon His humility we find how very far we are from being humble."

"There are more tears shed over answered prayers than over unanswered prayers."

"It is here, my daughters, that love is to be found - not hidden away in corners but in the midst of occasions of sin. And believe me, although we may more often fail and commit small lapses, our gain will be incomparably the greater."

"The tree that is beside the running water is fresher and gives more fruit."

"O my God, what must a soul be like when it is in this state! It longs to be all one tongue with which to praise the Lord. It utters a thousand pious follies, in a continuous endeavor to please Him who thus possesses it."

"Our body has this defect that, the more it is provided care and comforts, the more needs and desires it finds. "

"The feeling remains that God is on the journey, too."

"Praised be the Lord, who has redeemed me from myself."

http://www.crossroadsinitiative.com/library_article/767/St_Teresa_of_Avila_Quotes.html

Today is the feast of SANTA TERESA OF JESUS Virgin and Doctor of the Church

SANTA TERESA OF JESUS 
Virgin and Doctor of the Church
Avila, Spain, 1515 - Alba de Tormes, Spain, October 15, 1582


Founded in 1515, she was a woman of exceptional talents of mind and heart. Running away from home, went to twenty years in the Caramel of Avila, Spain. Take long before you get to what she calls his "conversion, to 39 years. But the meeting with some spiritual directors threw it with great strides towards perfection. Caramel in designing and implementing the reform that took its name. Joined to the highest contemplation busy as a reformer of the Carmelite Order. After the monastery of St. Joseph in Avila, with the authorization of the General Order is dedicated to other foundations and could also extend the reform to the male line. Faithful to the Church, in the spirit of the Council of Trent, contributed to the renewal of the entire ecclesial community. He died Alba de Tormes (Salamanca) in 1582. She was beatified in 1614, was canonized in 1622. Paul VI, in 1970, proclaimed Doctor of the Church. (Future)

Etymology: = Teresa hunter, from the greek, or sweet and strong woman, from the German

Emblem: Giglio

Martyrology: Memorial of Saint Teresa of Jesus, virgin and doctor of the Church in Avila entered the Carmelite Order in Spain and become the mother and mistress of a very strict, directed in his heart a path of spiritual perfection in the guise of a rise in stages of the soul to God for the reform of the Order claimed many hardships, which surpassed always indomitable spirit, he also wrote books imbued with high teaching loads and its deep experience


MEDITATION ...


from "works" of St. Teresa of Jesus, virgin

(Opusc. "The Book of Life," chap. 22.6 to 7.14)
always remember the love of Christ

who as a friend to Jesus Christ and follows a captain so magnanimous as he certainly can endure all things for Jesus it helps and gives strength, is never less than sincere and loves. Indeed, it has always recognized and still see clearly that we can not please God and that he receive great graces, if not by the hands of the most sacred humanity of Christ, in which he said he was pleased.
I've done it many times experience, and he told me the Lord himself. I saw clearly that we through this door, if you want the Supreme Majesty shows us her big secret. We should not seek another way, even if you have reached the summit of contemplation, because this way you are unsure. It is from him, our Lord, we are all good. He will instruct us.
plot his life, it will most perfect model. What can we desire more, when we alongside such a good friend who never abandons us in our sufferings and misfortunes, as do the friends in the world? Blessed is he who loves him for real and always with you! We look at the glorious apostle Paul could not help but always have the name on the lips of Jesus, because he had clearly fixed in his heart. Known the truth, I considered and I have learned that some very contemplative saints, like Francis, Anthony of Padua, Bernard, Catherine of Siena, did not follow another path. We must walk this road with great freedom, abandoning ourselves in God's hands if he wants to build between the principles of his court, we gladly accept this grace.
Whenever then, we think of Christ, let us remember the love that drove him to give us so many graces, and the keen love that God has shown us in giving us a token of his affection with which he follows us: love it question love. So let us strive to take this truth and to arouse to love. If he was doing the Lord's grace, once, in the heart of imparting this love, everything becomes easy and we would do a lot, quick and effortless.


Responsor See Sal 72,27.28; 1 \u200b\u200bCor 6.17

R. Here, you will perish who moves away, Lord. * My good is to be close to God, in Him I put my refuge.
V. who is united to the Lord with him one spirit.
R. My is good to be near God in him I put my refuge.

TE DEUM

We praise you, God, you proclaim the Lord *
.
O eternal Father:
all the earth worships you.

A *
you sing the angels and all the powers of heaven
Holy, Holy, Holy Lord God of *
.

The heavens and the earth *
are full of your glory.
glorious band of apostles *
and white-robed army of martyrs;

unite the voices of the prophets praise you *
the holy Church proclaims your glory,
adore your only Son, *
Holy Spirit Paraclete.

O Christ, King of glory,
eternal Son of the Father,
you were born of the Virgin Mother *
for the salvation of man.

Winner of death, *
you opened to believers the kingdom of heaven.
You are seated at the right hand of God, the Father's glory. * You will
to judge the world at the end of time.

o'er thy children, Lord,
you have redeemed with Your precious blood.

* Make them to your glory in the assembly of saints.

Save your people, Lord,
guide and protect your children.
Every day we bless you *
praise your name forever.

Deign now, Lord,
to keep us without sin.
always be with us Thy mercy: *
we have hoped in you.

mercy on us, Lord, have mercy on us
.
You are our hope, we will not be confused *
forever.


PRAYER O God, that through your Spirit you raised up Saint Teresa of Jesus in the Church to show a new way of perfection, and grant us your faithful, spiritual nourishment of its doctrine and be ignited by a strong desire holiness. Through Christ our Lord. 


 http://emef4rentrohc.blogspot.com/2010/10/ballooning-technique-how-to.html

Hoje é a festa de Santa Teresa de Ávila


Contemplativa, Fundadora de las Carmelitas Descalzas,Doctora de la Iglesia

"Dios no ha de forzar nuestra voluntad; toma lo que le damos; mas no se da a sí del todo
hasta que nos damos del todo".
(Santa Teresa de Jesús)
 

BreveNace Teresa en Ávila el 28 de marzo de 1515. A los dieciocho años, entra en el Carmelo. A los cuarenta y cinco años, para responder a las gracias extraordinarias del Señor, emprende una nueva vida cuya divisa será: «O sufrir o morir». Es entonces cuando funda el convento de San José de Ávila, primero de los quince Carmelos que establecerá en España. Con san Juan de la Cruz, introdujo la gran reforma carmelitana. Sus escritos son un modelo seguro en los caminos de la plegaria y de la perfección. Murió en Alba de Tormes, al anochecer del 4 de octubre de 1582. Pablo VI la declaró doctora de la Iglesia el 27 de septiembre de 1970.



Vida de Santa Teresa
Se cree que la palabra "Teresa" viene de la palabra griega "teriso" que se traduce por "cultivar"; cultivadora. O de la palabra "terao" que significa "cazar", "la cazadora".   Como bien dice el Padre Sálesman en su biografía, ambos títulos le quedan bien a Santa Teresa, por ser ella "Cultivadora" de las virtudes y "cazadora" de almas para llevarlas al cielo.
Santa Teresa es, sin duda, una de las mujeres más grandes y admirables de la historia. Es una de las tres doctoras de la Iglesia. Las otras dos son Santa Catalina de Siena y Santa Teresita del Niño Jesús.
Sus padres eran Alonso Sánchez de Cepeda y Beatriz Dávila y Ahumada. La santa habla de ellos con gran cariño. Alonso Sánchez tuvo tres hijos de su primer matrimonio, y Beatriz de Ahumada le dio otros nueve. Al referirse a sus hermanos y medios hermanos, Santa Teresa escribe: "por la gracia de Dios, todos se asemejan en la virtud a mis padres, excepto yo".
Teresa nació en la ciudad castellana de Ávila, el 28 de marzo de 1515. A los siete años, tenía ya gran predilección por la lectura de las vidas de santos. Su hermano Rodrigo era casi de su misma edad de suerte que acostumbraban jugar juntos. Los dos niños, eran muy impresionados por el pensamiento de la eternidad, admiraban las victorias de los santos al conquistar la gloria eterna y repetían incansablemente: "Gozarán de Dios para siempre, para siempre, para siempre . . ."
Busca el martirio
Teresa y su hermano consideraban que los mártires habían comprado la gloria a un precio muy bajo y resolvieron partir al país de los moros con la esperanza de morir por la fe. Así pues, partieron de su casa a escondidas, rogando a Dios que les permitiese dar la vida por Cristo; pero en Adaja se toparon con uno de sus tíos, quien los devolvió a los brazos de su afligida madre. Cuando ésta los reprendió, Rodrigo echó la culpa a su hermana.
En vista del fracaso de sus proyectos, Teresa y Rodrigo decidieron vivir como ermitaños en su propia casa y empezaron a construir una celda en el jardín, aunque nunca llegaron a terminarla. Teresa amaba desde entonces la soledad. En su habitación tenía un cuadro que representaba al Salvador que hablaba con la Samaritana y solía repetir frente a esa imagen: "Señor, dame de beber para que no vuelva a tener sed".
Toma a la Virgen como Madre
La madre de Teresa murió cuando ésta tenía catorce años. "En cuanto empecé a caer en la cuenta de la pérdida que había sufrido, comencé a entristecerme sobremanera; entonces me dirigí a una imagen de Nuestra Señora y le rogué con muchas lágrimas que me tomase por hija suya".
El peligro de la mala lectura y las modas
Por aquella época, Teresa y Rodrigo empezaron a leer novelas de caballerías y aun trataron de escribir una. La santa confiesa en su "Autobiografía": "Esos libros no dejaron de enfriar mis buenos deseos y me hicieron caer insensiblemente en otras faltas. Las novelas de caballerías me gustaban tanto, que no estaba yo contenta cuando no tenía una entre las manos. Poco a poco empecé a interesarme por la moda, a tomar gusto en vestirme bien, a preocuparme mucho del cuidado de mis manos, a usar perfumes y a emplear todas las vanidades que el mundo aconsejaba a las personas de mi condición". El cambio que paulatinamente se operaba en Teresa, no dejó de preocupar a su padre, quien la envió, a los quince años de edad a educarse en el convento de las agustinas de Avila, en el que solían estudiar las jóvenes de su clase.
Enfermedad y conversión
Un año y medio más tarde, Teresa cayó enferma, y su padre la llevó a casa. La joven empezó a reflexionar seriamente sobre la vida religiosa que le atraía y le repugnaba a la vez. La obra que le permitió llegar a una decisión fue la colección de "Cartas" de San Jerónimo, cuyo fervoroso realismo encontró eco en el alma de Teresa. La joven dijo a su padre que quería hacerse religiosa, pero éste le respondió que tendría que esperar a que él muriese para ingresar en el convento. La santa, temiendo flaquear en su propósito, fue a ocultas a visitar a su amiga íntima, Juana Suárez, que era religiosa en el convento carmelita de la Encarnación, en Avila, con la intención de no volver, si Juana le dejaba quedarse, a pesar de la pena que le causaba contrariar la voluntad de su padre. "Recuerdo . . . que, al abandonar mi casa, pensaba que la tortura de la agonía y de la muerte no podía ser peor a la que experimentaba yo en aquel momento . . . El amor de Dios no era suficiente para ahogar en mí el amor que profesaba a mi padre y a mis amigos".
La santa determinó quedarse en el convento de la Encarnación. Tenía entonces veinte años. Su padre, al verla tan resuelta, cesó de oponerse a su vocación. Un año más tarde, Teresa hizo la profesión. Poco después, se agravó un mal que había comenzado a molestarla desde antes de profesar, y su padre la sacó del convento. La hermana Juana Suárez fue a hacer compañía a Teresa, quien se puso en manos de los médicos. Desgraciadamente, el tratamiento no hizo sino empeorar la enfermedad, probablemente una fiebre palúdica. Los médicos terminaron por darse por vencidos, y el estado de la enferma se agravó.
Teresa consiguió soportar aquella tribulación, gracias a que su tío Pedro, que era muy piadoso, le había regalado un librito del P. Francisco de Osuna, titulado: "El tercer alfabeto espiritual". Teresa siguió las instrucciones de la obrita y empezó a practicar la oración mental, aunque no hizo en ella muchos progresos por falta de un director espiritual experimentado. Finalmente, al cabo de tres años, Teresa recobró la salud.
Disipaciones, lucha con la oración y justificaciones
Su prudencia, amabilidad y caridad, a las que añadía un gran encanto personal, le ganaron la estima de todos los que la rodeaban. Según la reprobable costumbre de los conventos españoles de la época, las religiosas podían recibir a cuantos visitantes querían, y Teresa pasaba gran parte de su tiempo charlando en el recibidor del convento. Eso la llevó a descuidar la oración mental y el demonio contribuyó, al inculcarle la íntima convicción, bajo capa de humildad, de que su vida disipada la hacía indigna de conversar familiarmente con Dios. Además, la santa se decía para tranquilizarse, que no había ningún peligro de pecado en hacer lo mismo que tantas otras religiosas mejores que ella y justificaba su descuido de la oración mental, diciéndose que sus enfermedades le impedían meditar. Sin embargo, añade la santa, "el pretexto de mi debilidad corporal no era suficiente para justificar el abandono de un bien tan grande, en el que el amor y la costumbre son más importantes que las fuerzas. En medio de las peores enfermedades puede hacerse la mejor oración, y es un error pensar que sólo se puede orar en la soledad".
Poco después de la muerte de su padre, el confesor de Teresa le hizo ver el peligro en que se hallaba su alma y le aconsejó que volviese a la práctica de la oración. La santa no la abandonó jamás desde entonces. Sin embargo, no se decidía aún a entregarse totalmente a Dios ni a renunciar del todo a las horas que pasaba en el recibidor y al intercambio de regalillos. Es curioso notar que, en todos esos años de indecisión en el servicio de Dios, Santa Teresa no se cansaba jamás de oír sermones "por malos que fuesen"; pero el tiempo que empleaba en la oración "se le iba en desear que los minutos pasasen pronto y que la campana anunciase el fin de la meditación, en vez de reflexionar en las cosas santas".
La penitencia y la cruz
Convencida cada vez más de su indignidad, Teresa invocaba con frecuencia a los grandes santos penitentes, San Agustín y Santa María Magdalena, con quienes están asociados dos hechos que fueron decisivos en la vida de la santa. El primero, fue la lectura de las "Confesiones" de San Agustín. El segundo fue un llamamiento a la penitencia que la santa experimentó ante una imagen de la Pasión del Señor: "Sentí que Santa María Magdalena acudía en mi ayuda . . . y desde entonces he progresado mucho en la vida espiritual".
A la santa le atraían mas los Cristos ensangrentados y manifestando profunda agonía. En una ocasión, al detenerse ante un crucifijo muy sangrante le preguntó: "Señor, ¿quién te puso así?, y le pareció que una voz le decía: "Tus charlas en la sala de visitas, esas fueron las que me pusieron así, Teresa". Ella se echó a llorar y quedó terriblemente impresionada. Pero desde ese día ya no vuelve a perder tiempo en charlas inútiles y en amistades que no llevan a la santidad.
Visiones y comunicaciones
Una vez que Teresa se retiró de las conversaciones del recibidor y de otras ocasiones de disipación y de faltas (los santos son capaces de ver sus faltas), Dios empezó a favorecerla frecuentemente con la oración de quietud y de unión. La oración de unión ocupó un largo periodo de su vida, con el gozo y el amor que le son característicos, y Dios empezó a visitarla con visiones y comunicaciones interiores. Ello la inquietó, porque había oído hablar con frecuencia de ciertas mujeres a las que el demonio había engañado miserablemente con visiones imaginarias. Aunque estaba persuadida de que sus visiones procedían de Dios, su perplejidad la llevó a consultar el asunto con varias personas; desgraciadamente no todas esas personas guardaron el secreto al que estaban obligadas, y la noticia de las visiones de Teresa empezó a divulgarse para gran confusión suya.
Una de las personas a las que consultó Teresa fue Francisco de Salcedo, un hombre casado que era un modelo de virtud. Este la presentó al Padre Daza, doctor tenido por muy virtuoso, quien dictaminó que Teresa era víctima de los engaños del demonio, ya que era imposible que Dios concediese favores tan extraordinarios a una religiosa tan imperfecta como ella pretendía ser. Teresa quedó alarmada e insatisfecha. Francisco de Salcedo, a quien la propia santa afirma que debía su salvación, la animó en sus momentos de desaliento y le aconsejó que acudiese a uno de los padres de la recién fundada Compañía de Jesús. La santa hizo una confesión general con un jesuita, a quien expuso su manera de orar y los favores que había recibido. El jesuita le aseguró que se trataba de gracia de Dios, pero la exhortó a no descuidar el verdadero fundamento de la vida interior. Aunque el confesor de Teresa estaba convencido de que sus visiones procedían de Dios, le ordenó que tratase de resistir durante dos meses a esas gracias. La resistencia de la santa fue en vano.
Otro jesuita, el P. Baltasar Alvarez, le aconsejó que pidiese a Dios ayuda para hacer siempre lo que fuese más agradable a sus ojos y que, con ese fin, recitase diariamente el "Veni Creator Spiritus". Así lo hizo Teresa. Un día, precisamente cuando repetía el himno, fue arrebatada en éxtasis y oyó en el interior de su alma estas palabras: "No quiero que converses con los hombres sino con los ángeles"
…Ella dirá después: "El Espíritu Santo como fuerte huracán hace adelantar más en una hora la navecilla de nuestra alma hacia la santidad, que lo que nosotros habíamos conseguido en meses y años remando con nuestras solas fuerzas".
La santa, que tuvo en su vida posterior repetidas experiencias de palabras divinas afirma que son más claras y distintas que las humanas; dice también que las primeras son operativas, ya que producen en el alma una tendencia a la virtud y la dejan llena de gozo y de paz, convencida de la verdad de lo que ha escuchado.
Persecuciones
En la época en que el P. Alvarez fue su director, Teresa sufrió graves persecuciones, que duraron tres años; además, durante dos años, atravesó por un periodo de intensa desolación espiritual, aliviado por momentos de luz y consuelo extraordinarios. La santa quería que los favores que Dios le concedía, permaneciesen secretos, pero las personas que la rodeaban estaban perfectamente al tanto y, en más de una ocasión, la acusaron de hipocresía y presunción.
El P. Alvarez era un hombre bueno y timorato, que no tuvo el valor suficiente para salir en defensa de su dirigida, aunque siguió confesándola. Lamentablemente, los mediocres siempre son la mayoría. Estos se molestan ante la auténtica santidad porque no saben como lidiar con las intervenciones sobrenaturales por claras que sean. Prefieren descartarlas o ignorarlas, asumiendo que son producto de la exageración o el desequilibrio. Para justificar su posición apelan a las verdaderas exageraciones y desequilibrios y agrupan lo auténtico con lo falso. En otras palabras, carecen de discernimiento espiritual.
En 1557, San Pedro de Alcántara pasó por Avila y, naturalmente, fue a visitar a la famosa carmelita. El santo declaró que le parecía evidente que el Espíritu de Dios guiaba a Teresa, pero predijo que las persecuciones y sufrimientos seguirían lloviendo sobre ella. Las pruebas que Dios le enviaba purificaron el alma de la santa, y los favores extraordinarios le enseñaron a ser humilde y fuerte, la despegaron de las cosas del mundo y la encendieron en el deseo de poseer a Dios.
Extasis
En algunos de sus éxtasis, de los que nos dejó la santa una descripción detallada, se elevaba hasta un metro. Después de una de aquellas visiones escribió la bella poesía que dice: "Tan alta vida espero que muero porque no muero".A este propósito, comenta Teresa: Dios "no parece contentarse con arrebatar el alma a Sí, sino que levanta también este cuerpo mortal, manchado con el barro asqueroso de nuestros pecados". En esos éxtasis se manifestaban la grandeza y bondad de Dios, el exceso de su amor y la dulzura de su servicio en forma sensible, y el alma de Teresa lo comprendía con claridad, aunque era incapaz de expresarlo. El deseo del cielo que dejaban las visiones en su alma era inefable. "Desde entonces, dejé de tener miedo a la muerte, cosa que antes me atormentaba mucho". Las experiencias místicas de la santa llegaron a las alturas de los esponsales espirituales, el matrimonio místico y la transverberación.
Santa Teresa nos dejó el siguiente relato sobre el fenómeno de la transverberación: "Vi a mi lado a un ángel que se hallaba a mi izquierda, en forma humana. Confieso que no estoy acostumbrada a ver tales cosas, excepto en muy raras ocasiones. Aunque con frecuencia me acontece ver a los ángeles, se trata de visiones intelectuales, como las que he referido más arriba . . . El ángel era de corta estatura y muy hermoso; su rostro estaba encendido como si fuese uno de los ángeles más altos que son todo fuego. Debía ser uno de los que llamamos querubines . . . Llevaba en la mano una larga espada de oro, cuya punta parecía un ascua encendida. Me parecía que por momentos hundía la espada en mi corazón y me traspasaba las entrañas y, cuando sacaba la espada, me parecía que las entrañas se me escapaban con ella y me sentía arder en el más grande amor de Dios. El dolor era tan intenso, que me hacía gemir, pero al mismo tiempo, la dulcedumbre de aquella pena excesiva era tan extraordinaria, que no hubiese yo querido verme libre de ella.
El anhelo de Teresa de morir pronto para unirse con Dios, estaba templado por el deseo que la inflamaba de sufrir por su amor. A este propósito escribió: "La única razón que encuentro para vivir, es sufrir y eso es lo único que pido para mí". Según reveló la autopsia en el cadáver de la santa, había en su corazón la cicatriz de una herida larga y profunda.
El año siguiente (1560), para corresponder a esa gracia, la santa hizo el voto de hacer siempre lo que le pareciese más perfecto y agradable a Dios. Un voto de esa naturaleza está tan por encima de las fuerzas naturales, que sólo el esforzarse por cumplirlo puede justificarlo. Santa Teresa cumplió perfectamente su voto.
Escritora Mística
El relato que la santa nos dejó en su "Autobiografía" sobre sus visiones y experiencias espirituales da muestra de una extraordinaria sencillez de estilo y de una preocupación constante por no exagerar los hechos. La Iglesia califica de "celestial" la doctrina de Santa Teresa, en la oración del día de su fiesta. Las obras de la mística Doctora" ponen al descubierto los rincones más recónditos del alma humana. La santa explica con una claridad casi increíble las experiencias más inefables. Y debe hacerse notar que Teresa era una mujer relativamente inculta, que escribió sus experiencias en la común lengua castellana de los habitantes de Avila, que ella había aprendido "en el regazo de su madre"; una mujer que escribió sin valerse de otros libros, sin haber estudiado previamente las obras místicas y sin tener ganas de escribir, porque ello le impedía dedicarse a hilar; una mujer, en fin, que sometió sin reservas sus escritos al juicio de su confesor y sobre todo, al juicio de la Iglesia. La santa empezó a escribir su autobiografía por mandato de su confesor" "La obediencia se prueba de diferentes maneras".
Por otra parte, el mejor comentario de las obras de la santa es la paciencia con que sobrellevó las enfermedades, las acusaciones y los desengaños; la confianza absoluta con que acudía en todas las tormentas y dificultades al Redentor crucificado y el invencible valor que demostró en todas las penas y persecuciones. Los escritos de Santa Teresa subrayan sobre todo el espíritu de oración, la manera de practicarlo y los frutos que produce. Como la santa escribió precisamente en la época en que estaba consagrada a la difícil tarea de fundar conventos de carmelitas reformadas, sus obras, prescindiendo de su naturaleza y contenido, dan testimonio de su vigor, industriosidad y capacidad de recogimiento.
Santa Teresa escribió el "Camino de Perfección" para dirigir a sus religiosas, y el libro de las "Fundaciones" para edificarlas y alentarlas. En cuanto al "Castillo Interior", puede considerarse que lo escribió para instrucción de todos los cristianos, y en esa obra se muestra la santa como verdadera doctora de la vida espiritual.
Fundadora
Las carmelitas, como la mayoría de las religiosas, habían decaído mucho del primer fervor, a principios del siglo XVI. Ya hemos visto que los recibidores de los conventos de Avila eran una especie de centro de reunión de las damas y caballeros de la ciudad. Por otra parte, las religiosas podían salir de la clausura con el menor pretexto, de suerte que el convento era el sitio ideal para quien deseaba una vida fácil y sin problemas. Las comunidades eran sumamente numerosas, lo cual era a la vez causa y efecto de la relajación. Por ejemplo, en el convento de Avila había 140 religiosas.
Santa Teresa comenta más tarde: "La experiencia me ha enseñado lo que es una casa llena de mujeres. ¡Dios nos guarde de ese mal" Ya que tal estado de cosas se aceptaba como normal, las religiosas no caían generalmente en la cuenta de que su modo de vida se apartaba mucho del espíritu de sus fundadores. Así, cuando una sobrina de Santa Teresa, que era también religiosa en el convento de la Encarnación de Avila, le sugirió la idea de fundar una comunidad reducida, la santa la consideró como una especie de revelación del cielo, no como una idea ordinaria. Teresa, que llevaba ya veinticinco años en el convento, resolvió poner en práctica la idea y fundar un convento reformado. Doña Guiomar de Ulloa, que era una viuda muy rica, le ofreció ayuda generosa para la empresa.
San Pedro de Alcántara, San Luis Beltrán y el obispo de Avila, aprobaron el proyecto, y el P. Gregorio Fernández, provincial de las carmelitas, autorizó a Teresa a ponerlo en práctica. Sin embargo, el revuelo que provocó la ejecución del proyecto hizo que el provincial retirase el permiso y Santa Teresa fue objeto de las críticas de sus propias hermanas, de los nobles, de los magistrados y de todo el pueblo. A pesar de eso, el P. Ibañez, dominico, alentó a la santa a proseguir la empresa con la ayuda de Doña Guiomar. Doña Juana de Ahumada, hermana de Santa Teresa, emprendió con su esposo la construcción de un convento en Avila en 1561, pero haciendo creer a todos que se trataba de una casa en la que pensaban habitar. En el curso de la construcción, una pared del futuro convento se derrumbó y cubrió bajo los escombros al pequeño Gonzalo, hijo de Doña Juana, que se hallaba ahí jugando. Santa Teresa tomó en brazos al niño, que no daba ya señales de vida, y se puso en oración; algunos minutos más tarde, el niño estaba perfectamente sano, según consta en el proceso de canonización. En lo sucesivo, Gonzalo solía repetir a su tía que estaba obligada a pedir por su salvación, puesto que a sus oraciones debía el verse privado del cielo.
Por entonces, llegó de Roma un breve que autorizaba la fundación del nuevo convento. San Pedro de Alcántara, Don Francisco de Salcedo y el Dr. Daza, consiguieron ganar al obispo a la causa, y la nueva casa se inauguró bajo sus auspicios el día de San Bartolomé de 1562. Durante la misa que se celebró en la capilla con tal ocasión, tomaron el velo la sobrina de la santa y otras tres novicias.
La inauguración causó gran revuelo en Avila. Esa misma tarde, la superiora del convento de la Encarnación mandó llamar a Teresa y la santa acudió con cierto temor, "pensando que iban a encarcelarme". Naturalmente tuvo que explicar su conducta a su superiora y al P. Angel de Salazar, provincial de la orden. Aunque la santa reconoce que no faltaba razón a sus superiores para estar disgustados, el P. Salazar le prometió que podría retornar al convento de San José en cuanto se calmase la excitación del pueblo.
La fundación no era bien vista en Avila, porque las gentes desconfiaban de las novedades y temían que un convento sin fondos suficientes se convirtiese en una carga demasiado pesada para la ciudad. El alcalde y los magistrados hubiesen acabado por mandar demoler el convento, si no los hubiese disuadido de ello el dominico Báñez. Por su parte, Santa Teresa no perdió la paz en medio de las persecuciones y siguió encomendando a Dios el asunto; el Señor se le apareció y la reconfortó.
Entre tanto, Francisco de Salcedo y otros partidarios de la fundación enviaron a la corte a un sacerdote para que defendiese la causa ante el rey, y los dos dominicos, Báñez e Ibáñez, calmaron al obispo y al provincial. Poco a poco fue desvaneciéndose la tempestad y, cuatro meses más tarde, el P. Salazar dio permiso a Santa Teresa de volver al convento de San José, con otras cuatro religiosas de la Encarnación.
Convento de San José
La santa estableció la más estricta clausura y el silencio casi perpetuo. El convento carecía de rentas y reinaba en él la mayor pobreza; Las religiosas vestían toscos hábitos, usaban sandalias en vez de zapatos (por ello se les llamó "descalzas") y estaban obligadas a la perpetua abstinencia de carne. Santa Teresa no admitió al principio más que a trece religiosas, pero más tarde, en los conventos que no vivían sólo de limosnas sino que poseían rentas, aceptó que hubiese veintiuna.
Teresa, la gran mística, no descuidaba las cosas prácticas sino que las atendía según era necesario. Sabía utilizar las cosas materiales para el servicio de Dios. En una ocasión dijo: "Teresa sin la gracia de Dios es una pobre mujer; con la gracia de Dios, una fuerza; con la gracia de Dios y mucho dinero, una potencia".
Mas fundaciones
En 1567, el superior general de los carmelitas, Juan Bautista Rubio (Rossi), visitó el convento de Avila y quedó encantado de la superiora y de su sabio gobierno; concedió a Santa Teresa plenos poderes para fundar otros conventos del mismo tipo (a pesar de que el de San José había sido fundado sin que él lo supiese) y aun la autorizó a fundar dos conventos de frailes reformados ("carmelitas contemplativos"), en Castilla.
Santa Teresa pasó cinco años con sus trece religiosas en el convento de san José, precediendo a sus hijas no sólo en la oración, sino también en los trabajos humildes, como la limpieza de la casa y el hilado. Acerca de esa época escribió: "Creo que fueron los años más tranquilos y apacibles de mi vida, pues disfruté entonces de la paz que tanto había deseado mi alma . . . Su Divina Majestad nos enviaba lo necesario para vivir sin que tuviésemos necesidad de pedirlo, y en las raras ocasiones en que nos veíamos en necesidad, el gozo de nuestras almas era todavía mayor".
La santa no se contenta con generalidades, sino que desciende a ejemplos menudos, como el de la religiosa que plantó horizontalmente un pepino por obediencia y la cañería que llevó al convento el agua de un pozo que, según los plomeros, era demasiado bajo.
En agosto de 1567, Santa Teresa se trasladó a Medina del Campo, donde fundó el segundo convento, a pesar de las múltiples dificultades que surgieron. A petición de la condesa de la Cerda se fundo un convento en Malagón. Después siguieron los de Valladolid y Toledo. Esta última fue una empresa especialmente difícil porque la santa sólo tenía cinco ducados al comenzar; pero, según escribía, "Teresa y cinco ducados no son nada; pero Dios, Teresa y cinco ducados bastan y sobran".
Una joven de Toledo, que gozaba de gran fama de virtud, pidió ser admitida en el convento y dijo a la fundadora que traería consigo su Biblia. Teresa exclamó: "¿Vuestra Biblia? ¡Dios nos guarde! No entréis en nuestro convento, porque nosotras somos unas pobres mujeres que sólo sabemos hilar y hacer lo que se nos dice".  No es que la santa rechazare la Biblia, sino que supo descubrir que esta se habría convertido en un pretexto para faltar en humildad.
La reforma de los religiosos carmelitas
La santa había encontrado en Medina del Campo a dos frailes carmelitas que estaban dispuestos a abrazar la reforma: uno era Antonio de Jesús de Heredia, superior del convento de dicha ciudad y el otro, Juan de Yepes, más conocido con el nombre de San Juan de la Cruz.
Aprovechando la primera oportunidad que se le ofreció, Santa Teresa fundó un convento de frailes en el pueblecito de Duruelo en 1568; a este siguió, en 1569, el convento de Pastrana. En ambos reinaba la mayor pobreza y austeridad. Santa Teresa dejó el resto de las fundaciones de conventos de frailes a cargo de San Juan de la Cruz.
Nuevas fundaciones, dificultades y gracias extraordinarias
La santa fundó también en Pastrana un convento de carmelitas descalzas. Cuando murió Don Ruy Gómez de Silva, quien había ayudado a Teresa en la fundación de los conventos de Pastrana, su mujer quiso hacerse carmelita, pero exigiendo numerosas dispensas de la regla y conservando el tren de vida de una princesa. Teresa, viendo que era imposible reducirla a la humanidad propia de su profesión, ordenó a sus religiosas que se trasladasen a Segovia y dejasen a la princesa su casa de Pastrana.
En 1570, la santa, con otra religiosa, tomó posesión en Salamanca de una casa que hasta entonces había estado ocupada por ciertos estudiantes "que se preocupaban muy poco de la limpieza". Era un edificio grande, complicado y ruinoso, de suerte que al caer la noche la compañera de la santa empezó a ponerse muy nerviosa. Cuando se hallaban ya acostadas en sendos montones de paja ("lo primero que llevaba yo a un nuevo monasterio era un poco de paja para que nos sirviese de lecho"), Teresa preguntó a su compañera en qué pensaba. La religiosa respondió: "Estaba yo pensando en qué haría su reverencia si muriese yo en este momento y su reverencia quedase sola con un cadáver". La santa confiesa que la idea la sobresaltó, porque, aunque no tenía miedo de los cadáveres, la vista de ellos le producía siempre "un dolor en el corazón". Sin embargo, respondió simplemente: "Cuando eso suceda, ya tendré tiempo de pensar lo que haré, por el momento lo mejor es dormir".
En julio de ese año, mientras se hallaba haciendo oración, tuvo una visión del martirio de los beatos jesuitas Ignacio de Azevedo y sus compañeros, entre los que se contaba su pariente Francisco Pérez Godoy. La visión fue tan clara, que Teresa tenía la impresión de haber presenciado directamente la escena, e inmediatamente la describió detalladamente al P. Alvarez, quien un mes más tarde, cuando las nuevas del martirio llegaron a España, pudo comprobar la exactitud de la visión de la santa.
Nombrada superiora de La Encarnación
Por entonces, San Pío V nombró a varios visitadores apostólicos para que hiciesen una investigación sobre la relajación de las diversas órdenes religiosas, con miras a la reforma. El visitador de los carmelitas de Castilla fue un dominico muy conocido, el P. Pedro Fernández. El efecto que le produjo el convento de La Encarnación de Avila fue muy malo, e inmediatamente mandó llamar a Santa Teresa para nombrarla superiora del mismo. La tarea era particularmente desagradable para la santa, tanto porque tenía que separarse de sus hijas, como por la dificultad de dirigir una comunidad que, desde el principio, había visto con recelo sus actividades de reformadora.
Al principio, las religiosas se negaron a obedecer a la nueva superiora, cuya sola presencia producía ataques de histeria en algunas. La santa comenzó por explicarles que su misión no consistía en instruirlas y guiarlas con el látigo en la mano, sino en servirlas y aprender de ellas: "Madres y hermanas mías, el Señor me ha enviado aquí por la voz de la obediencia a desempeñar un oficio en el que yo jamás había pensado y para el que me siento muy mal preparada . . . Mi única intención es serviros . . . No temáis mi gobierno. Aunque he vivido largo tiempo entre las carmelitas descalzas y he sido su superiora, sé también, por la misericordia del Señor, cómo gobernar las carmelitas calzadas". De esta manera se ganó la simpatía y el afecto de la comunidad y le fue menos difícil restablecer la disciplina entre las carmelitas calzadas, de acuerdo con sus constituciones. Poco a poco prohibió completamente las visitas demasiado frecuentes (lo cual molestó mucho a ciertos caballeros de Avila), puso en orden las finanzas del convento e introdujo el verdadero espíritu del claustro. En resumen, fue aquella una realización característicamente teresiana.
Sevilla
En Veas, a donde había ido a fundar un convento, la santa conoció al P. Jerónimo Gracián, quien la convenció fácilmente para que extendiese su campo de acción hasta Sevilla. El P. Gracián era un fraile de la reforma carmelita que acababa precisamente de predicar la cuaresma en Sevilla.
Fuera de la fundación del convento de San José de Avila, ninguna otra fue más difícil que la de Sevilla; entre otras dificultades, una novicia que había sido despedida, denunció a las carmelitas descalzas ante la Inquisición como "iluminadas" y otras cosas peores.
La persecución lleva a la separación entre calzados y descalzos
Los carmelitas de Italia veían con malos ojos el progreso de la reforma en España, lo mismo que los carmelitas no reformados de España, pues comprendían que un día u otro se verían obligados a reformarse. El P. Rubio, superior general de la orden, quien hasta entonces había favorecido a santa Teresa, se pasó al lado de sus enemigos y reunió en Plasencia un capítulo general que aprobó una serie de decretos contra la reforma. El nuevo nuncio apostólico, Felipe de Sega, destituyó al P. Gracián de su cargo de visitador de los carmelitas descalzos y encarceló a San Juan de la Cruz en un monasterio; por otra parte, ordenó a Santa Teresa que se retirase al convento que ella eligiera y que se abstuviese de fundar otros nuevos.
La santa, al mismo tiempo que encomendaba el asunto a Dios, decidió valerse de los amigos que tenía en el mundo y consiguió que el propio Felipe II interviniese en su favor. En efecto, el monarca convocó al nuncio y le reprendió severamente por haberse opuesto a la reforma del Carmelo.
En 1580 obtuvo de Roma una orden que eximía a los carmelitas descalzos de la jurisdicción del provincial de los calzados. "Esa separación fue uno de los mayores gozos y consolaciones de mi vida, pues en aquellos veinticinco años nuestra orden había sufrido más persecuciones y pruebas de las que yo podría escribir en un libro. Ahora estábamos por fin en paz, calzados y descalzos, y nada iba a distraernos del servicio de Dios".
Aguila y paloma
Indudablemente Santa Teresa era una mujer excepcionalmente dotada. Su bondad natural, su ternura de corazón y su imaginación chispeante de gracia, equilibradas por una extraordinaria madurez de juicio y una profunda intuición, le ganaban generalmente el cariño y el respeto de todos. Razón tenía el poeta Crashaw al referirse a Santa Teresa bajo los símbolos aparentemente opuestos de "el águila" y "la paloma". Cuando le parecía necesario, la santa sabía hacer frente a las más altas autoridades civiles o eclesiásticas, y los ataques del mundo no le hacían doblar la cabeza. Las palabras que dirigió al P. Salazar: "Guardaos de oponeros al Espíritu Santo", no fueron el reto de una histérica sino la verdad. Y no fue un abuso de autoridad lo que la movió a tratar con dureza implacable a una superiora que se había incapacitado a fuerza de hacer penitencia. Pero el águila no mata a la paloma, como puede verse por la carta que escribió a un sobrino suyo que llevaba una vida alegre y disipada: "Bendito sea Dios porque os ha guiado en la elección de una mujer tan buena y ha hecho que os caséis pronto, pues habíais empezado a disiparos desde tan joven, que temíamos mucho por vos. Esto os mostrará el amor que os profeso". La santa tomó a su cargo a la hija ilegítima y a la hermana del joven, la cual tenía entonces siete años: "Las religiosas deberíamos tener siempre con nosotras a una niña de esa edad".
Ingenio y franqueza
El ingenio y la franqueza de Teresa jamás sobrepasaban la medida, ni siquiera cuando los empleaba como un arma. En cierta ocasión en que un caballero indiscreto alabó la belleza de sus pies descalzos, Teresa se echó a reír y le dijo que los mirase bien porque jamás volvería a verlos. Los famosos dichos "Bien sabéis lo que es una comunidad de mujeres" e "Hijas mías, estas son tonterías de mujeres", demuestran el realismo con que la santa consideraba a sus súbditas.
Criticando un escrito de su buen amigo Francisco de Salcedo, Teresa le escribía: "El señor Salcedo repite constantemente: 'Como dice el Espíritu Santo', y termina declarando que su obra es una serie de necedades. Me parece que voy a denunciarle a la Inquisición".
Selección de novicias
La intuición de Santa Teresa se manifestaba sobre todo en la elección de las novicias. Lo primero que exigía, aun antes que la piedad, era que fuesen inteligentes, es decir, equilibradas y maduras, porque sabía que es más fácil adquirir la piedad que la madurez de juicio. "Una persona inteligente es sencilla y sumisa, porque ve sus faltas y comprende que tiene necesidad de un guía. Una persona tonta y estrecha es incapaz de ver sus faltas, aunque se las pongan delante de los ojos; y como está satisfecha de sí misma, jamás se mejora". "Aunque el Señor diese a esta joven los dones de la devoción y la contemplación, jamás llegará a ser inteligente, de suerte que será siempre una carga para la comunidad". ¡Que Dios nos guarde de las monjas tontas!"
Últimos años
En 1580, cuando se llevó a cabo la separación de las dos ramas del Carmelo, Santa Teresa tenía ya sesenta y cinco años y su salud estaba muy debilitada. En los dos últimos años de su vida fundó otros dos conventos, lo cual hacía un total de diecisiete. Las fundaciones de la santa no eran simplemente un refugio de las almas contemplativas, sino también una especie de reparación de los destrozos llevados a cabo en los monasterios por el protestantismo, principalmente en Inglaterra y Alemania.
Dios tenía reservada para los últimos años de vida de su sierva, la prueba cruel de que interviniera en el proceso legal del testamento de su hermano Lorenzo, cuya hija era superiora en el convento de Valladolid. Como uno de los abogados tratase con rudeza a la santa, ésta replicó: "Quiera Dios trataros con la cortesía con que vos me tratáis a mí". Sin embargo, Teresa se quedó sin palabra cuando su sobrina, que hasta entonces había sido una excelente religiosa, la puso a la puerta del convento de Valladolid, que ella misma había fundado. Poco después, la santa escribía a la madre de María de San José: "Os suplico, a vos y a vuestras religiosas, que no pidáis a Dios que me alargue la vida. Al contrario, pedidle que me lleve pronto al eterno descanso, pues ya no puedo seros de ninguna utilidad".
En la fundación del convento de Burgos, que fue la última, las dificultades no escasearon. En julio de 1582, cuando el convento estaba ya en marcha, Santa Teresa tenía la intención de retornar a Avila, pero se vio obligada a modificar sus planes para ir a Alba de Tormes a visitar a la duquesa María Henríquez. La Beata Ana de San Bartolomé refiere que el viaje no estuvo bien proyectado y que Santa Teresa se hallaba ya tan débil, que se desmayó en el camino. Una noche sólo pudieron comer unos cuantos higos. Al llegar a Alba de Tormes, la santa tuvo que acostarse inmediatamente. Tres días más tarde, dijo a la Beata Ana: "Por fin, hija mía, ha llegado la hora de mi muerte". El P. Antonio de Heredia le dio los últimos sacramentos y le preguntó donde quería que la sepultasen. Teresa replicó sencillamente: "¿Tengo que decidirlo yo? ¿Me van a negar aquí un agujero para mi cuerpo?" Cuando el P. de Heredia le llevó el viático, la santa consiguió erguirse en el lecho, y exclamó: "¡Oh, Señor, por fin ha llegado la hora de vernos cara a cara!" Santa Teresa de Jesús, visiblemente transportada por lo que el Señor le mostraba, murió en brazos de la Beata Ana a las 9 de la noche del 4 de octubre de 1582.
Precisamente al día siguiente, entró en vigor la reforma gregoriana del calendario, que suprimió diez días, de suerte que la fiesta de la santa fue fijada, más tarde, el 15 de octubre.
Santa Teresa fue sepultada en Alba de Tormes, donde reposan todavía sus reliquias.
Su canonización tuvo lugar en 1622.
El 27 de septiembre de 1970 Pablo VI le reconoció el título de Doctora de la Iglesia.
En la actualidad, las carmelitas descalzas son aprox. 14.000 en 835 conventos en el mundo. Los carmelitas descalzos son 3.800 en 490 conventos.


Mi Amado para mí
Ya toda me entregué y di
Y de tal suerte he trocado
Que mi Amado para mi
Y yo soy para mi Amado.

Cuando el dulce Cazador
Me tiró y dejó herida
En los brazos del amor
Mi alma quedó rendida,
Y cobrando nueva vida
De tal manera he trocado
Que mi Amado para mí
Y yo soy para mi Amado.

Hirióme con una flecha
Enherbolada de amor
Y mi alma quedó hecha
Una con su Criador;
Ya yo no quiero otro amor,
Pues a mi Dios me he entregado,
Y mi Amado para mí
Y yo soy para mi Amado.
Muero porque no mueroVivo sin vivir en mí
Y tan alta vida espero
Que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí
Después que muero de amor,
Porque vivo en el Señor
Que me quiso para Sí.
Cuando el corazón le di
Puso en él este letrero:
Que muero porque no muero.

Esta divina prisión
Del amor con que yo vivo
Ha hecho a Dios mi cautivo
Y libre mi corazón;
Y causa en mí tal pasión
Ver a Dios mi prisionero,
Que muero porque no muero.

¡Ay, que larga es esta vida,
Qué duros estos destierros,
Esta cárcel y estos hierros
En que el alma esta metida!
Sólo esperar la salida
Me causa dolor tan fiero,
Que muero porque no muero.

iAy, que vida tan amarga
Do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
No lo es la esperanza larga:
Quíteme Dios esta carga
Más pesada que el acero,
Que muero porque no muero.

Sólo con la confianza
Vivo de que he de morir,
Porque muriendo el vivir
Me asegura mi esperanza.
Muerte do el vivir se alcanza,
No te tardes, que te espero,
Que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;
Vida, no me seas molesta,
Mira que sólo te resta,
Para ganarte, perderte;
Venga ya la dulce muerte,
Venga el morir muy ligero,
Que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba,
Que es la vida verdadera,
Hasta que esta vida muera
No se goza estando viva.
Muerte, no seas esquiva;
Viva muriendo primero,
Que muero porque no muero.

Vida, ¿que puedo yo darle
A mi Dios que vive en mí,
Si no es perderte a ti
Para mejor a El gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
Pues a El solo es al que quiero.
Que muero porque no muero.
Búscate en mí
Alma, buscarte has en Mí,
Y a Mí buscarme has en ti.

De tal suerte pudo amor,
Alma, en Mí te retratar,
Que ningún sabio pintor
Supiera con tal primor
Tal imagen estampar.

Fuiste por amor criada
Hermosa, bella, y ansí
En mis entrañas pintada,
Si te pierdes, mi amada,
Alma, buscarte has en Mí.

Que Yo sé que te hallarás
En mi pecho retratada
Y tan al vivo sacada,
Que si te ves te holgarás
Viéndote tan bien pintada.

Y si acaso no supieres
Donde me hallarás a Mí,
No andes de aquí para allí,
Sino, si hallarme quisieres
A Mí, buscarme has en ti.

Porque tú eres mi aposento,
Eres mi casa y morada,
Y ansí llamo en cualquier tiempo,
Si hallo en tu pensamiento
Estar la puerta cerrada.

Fuera de ti no hay buscarme,
Porque para hallarme a Mí,
Bastará solo llamarme,
Que a ti iré sin tardarme
Y a Mí buscarme has en ti.
Vuestra SoyVuestra soy, para Vos nací,
¿Qué mandáis hacer de mí? 
Soberana Majestad,
Eterna sabiduría,
Bondad buena al alma mía,
Dios, alteza, un ser, bondad,
La gran vileza mirad
Que hoy os canta amor ansí.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Vuestra soy, pues me criastes;
Vuestra, pues me redimistes;
Vuestra, pues que me sufristes;
Vuestra, pues que me llamastes;
Vuestra, pues me conservastes;
Vuestra, pues no me perdí.
¿Qué mandáis hacer de mí?
¿Que mandáis, pues, buen Señor,
Que haga tan vil criado?
¿Cuál oficio le havéis dado
A este esclavo pecador?
Veisme aquí, mi dulce Amor,
Amor dulce, veisme aquí,
¿Qué mandáis hacer de mí?

Veis aquí mi corazón,
Yo le pongo en vuestra palma
Mi cuerpo, mi vida y alma,
Mis entrañas y afición;
Dulce Esposo y redención,
Pues por vuestra me ofrecí
¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme muerte, dadme vida:
Dad salud o enfermedad,
Honra o deshonra me dad,
Dadme guerra o paz cumplida,
Flaqueza o fuerza a mi vida,
Que a todo digo que sí.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme riqueza o pobreza,
Dadme consuelo o desconsuelo,
Dadme alegría o tristeza,
Dadme infierno o dadme cielo,
Vida dulce, sol sin velo,
Pues del todo me rendí.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Si queréis, dadme oración,
Si no, dadme sequedad,
Si abundancia y devoción,
Y si no esterilidad.
Soberana Majestad,
Sólo hallo paz aquí.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme, pues, sabiduría,
O por amor ignorancia.
Dadme años de abundancia
O de hambre y carestía,
Dad tiniebla o claro día,
Revolvedme aquí o allí.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Si queréis que este holgando,
Quiero por amor holgar,
Si me mandáis trabajar,
Morir quiero trabajando.
Decid, dónde, cómo y cuándo.
Decid, dulce Amor, decid.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme Calvario o Tabor,
Desierto o tierra abundosa,
Sea Job en el dolor,
O Juan que al pecho reposa;
Sea viña fructuosa
O estéril, si cumple ansí.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Sea Josef puesto en cadenas
O de Egipto Adelantado,
O David sufriendo penas,
O ya David encumbrado.
Sea Jonás anegado,
O libertado de allí.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Esté callando o hablando,
Haga fruto o no le haga,
Muéstreme la Ley mi llaga,
Goce de Evangelio blando,
Esté penando o gozando,
Sólo Vos en mí vivid.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Vuestra soy, para Vos nací,
¿Qué mandáis hacer de mí?
Hermosura de Dios
 ¡Oh, Hermosura que excedéis
 a todas las hermosuras!
 Sin herir dolor hacéis,
 Y sin dolor deshacéis
 El amor de las criaturas.

 ¡Oh, ñudo que así juntáis
 Dos cosas tan desiguales!
 No sé por qué os desatáis,
 Pues atado fuerza dais
 A tener por bien los males.

 Juntáis quien no tiene ser
 Con el Ser que no se acaba:
 Sin acabar acabáis,
 Sin tener que amar amáis,
 Engrandecéis vuestra nada
Ayes del destierro
¡Cuán triste es, Dios mío;
La vida sin ti!
Ansiosa de verte
Deseo morir.
Carrera muy larga
Es la de este suelo,
Morada penosa,
Muy duro destierro.
¡Oh dueño adorado,
Sácame de aquí!
Ansiosa de verte
Deseo morir.
Lúgubre es la vida,
Amarga en estremo;
Que no vive el alma
Que está de ti lejos.
¡Oh dulce bien mío,
Que soy infeliz!
Ansiosa de verte
Deseo morir.
iOh muerte benigna,
Socorre mis penas!
Tus golpes son dulces,
Que el alma libertan.
iQue dicha, oh mi amado,
Estar junto a Ti!
Ansiosa de verte
Deseo morir.
El amor mundano
Apega a esta vida;
El amor divino
Por la otra suspira.
Sin ti, Dios eterno,
¿Quien puede vivir?
Ansiosa de verte
Deseo morir.
La vida terrena
Es continuo duelo;
Vida verdadera
La hay sólo en el cielo.
Permite, Dios mío,
Que viva yo allí.
Ansiosa de verte
Deseo morir.
¿Quien es el que teme
La muerte del cuerpo,
Si con ella logra
Un placer inmenso?
¡Oh, sí, el de amarte,
Dios mío, sin fin!
Ansiosa de verte
Deseo morir.
Mi alma afligida
Gime y desfallece.
iAy! ¿Quien de su amado
Puede estar ausente?
Acabe ya, acabe
Aqueste sufrir.Ansiosa de verte
Deseo morir.
El barbo cogido
En doloso anzuelo
Encuentra en la muerte
El fin del tormento.
iAy!, también yo sufro,
Bien mío, sin ti.
Y Ansiosa de verte
Deseo morir.
En vano mi alma
Te busca, ioh mi dueño!;
Tu siempre invisible
No alivias su anhelo.
iAy!, esto la inflama
Hasta prorrumpir:
Ansiosa de verte
Deseo morir.
iAy!, cuando te dignas
Entrar en mí pecho,
Dios mío, al instante
El perderte temo.
Tal pena me aflige
Y me hace decir:
Ansiosa de verte
Deseo morir.
Haz, Señor, que acabe
Tan larga agonía,
Socorre a tu sierva
Que por ti suspira.
Rompe aquestos hierros
Y sea feliz.
Ansiosa de verte
Deseo morir.
Mas no, dueño amado,
Que es justo padezca;
Que expíe mis yerros,
Mis culpas inmensas.
iAy!, logren mis lágrimas
Te dignes oír
Ansiosa de verte
Deseo morir.
Loas a la Cruz
Cruz, descanso sabroso de mi vida,
Vos seáis la bienvenida.
iOh bandera, en cuyo amparo
El
más flaco será fuerte!
iOh, vida de nuestra muerte,
Que bien la has resucitado!
AI león has amansado,
Pues por ti perdió la vida.
Vos
seáis la bienvenida.
Quien no os ama está cautivo
Y ajeno de libertad;
Quien a vos quiere allegar
No tendrá en nada desvío.
iOh dichoso poderío

Donde el mal no halla cabida!
Vos seáis la bienvenida.
Vos fuisteis la libertad
De nuestro gran cautiverio;
Por vos se reparó mi mal
Con tan costoso remedio,
Para con Dios fuiste medio
De alegría conseguida.
Vos
seáis la bienvenida.
La Cruz
En la
cruz esta la vida
Y el consuelo,
Y ella sola es el camino
Para el cielo.
En la cruz esta el Señor
De cielo y tierra
Y el gozar de mucha paz,
Aunque haya guerra,
Todos los males destierra
En este suelo,
Y ella sola es el camino
Para el cielo.
De la cruz dice la Esposa
A su Querido
Que es una palma preciosa
Donde ha subido,
Y su fruto le ha sabido
A Dios del cielo,
Y ella sola es el camino
Para el cielo.
Es una oliva preciosa
La santa cruz,
Que con su aceite nos unta
Y nos da luz.
Toma, alma mía, la cruz
Con gran consuelo,
Y ella sola es el camino
Para el cielo.
Es la cruz el árbol verde
Y deseado
De la Esposa que a su sombra
Se ha sentado
Para gozar de su Amado,
El Rey del cielo,
Y ella sola es el camino
Para el cielo.
El alma que a Dios está
Toda rendida,
Y muy de veras del mundo
Desasida
La cruz le es árbol de vida
Y de consuelo,
Y un camino deleitoso
Para el cielo.
Después que se puso en cruz
El Salvador,
En la cruz esta la gloria
Y el honor,
Y en el padecer dolor
Vida y consuelo,
Y el camino mas seguro
Para el cielo.

Poesías tomadas del libro "Santa Teresa de Jesús, Obras Completas". BAC, Madrid, 1986.
Bibliografía:
Butler, Vida de los Santos
Sálesman, Eliécer; Vida de los Santos.
Sgarbossa, Mario y  Luigi Giovannini, Un Santo Para Cada Dia

Otros Escritos:
En otras páginas:La Orden del Carmelo

http://www.corazones.org/santos/teresa_avila.htm